miércoles, 3 de agosto de 2011

First day

Ya he tomado posesión de la que será mi casa durante el próximo mes y tras una mañana muy productiva, el jet lag también tiene sus cosas buenas, cumplo lo que prometí: que os contaría a través del blog mis andanzas neoyorkinas (las que se puedan dejar por escrito, claro...).

Retrocedo hasta mi llegada al aeropuerto. Llego tres horas y media antes como recomiendan las autoridades competentes, aunque una vez allí compruebo que los puntos de la tarjeta de Iberia poseen la virtud de acortar los tiempos e incluso los espacios con inventos como el Fast Track, un atajo para los que vuelan más que conducen... Me da tiempo a leerme tres periódicos, compro tabaco, hago unas cuantas llamadas de teléfono, ensalada y café, y a la puerta de embarque.

La perfecta combinación entre avión lleno y los nunca bien ponderados puntosiberia me elevan a bussines (Reproduzco en este punto una frase del padre de Bea para describir la situación: ir como perro de rico). En el asiento de al lado, por supuesto, nada de un apuesto joven. Las ocho horas de viaje las pasé junto a una agradable señora de mediana edad que viajaba junto a su marido y su hijo.

Como por segunda vez en el día, empiezo un libro que no me convence mucho y me decido por la película Thor (imaginad cómo estaba la cartelera aérea) antes de intentar echarme una siesta. No lo consigo pese a que gracias a mi estatura quepo totalmente estirada en el asiento-camita del avión. Como vamos persiguiendo al sol, han cerrado las ventanas y apagado las luces, pero nada, no me puedo dormir. Aprovecho para pensar en que, contra todo pronóstico, no estoy nerviosa, y eso que a veces llego a la conclusión de que nunca podré aprender inglés. Tengo la sensación de que me quedaré con lo que aprendí hace veinte años y que ahora, por más que lo intente, no conseguiré aprender nada más. Quiero creer que es un poco absurdo, pero lo cierto es que es un pensamiento recurrente.

Vuelvo al avión. Encienden las luces y nos vuelven a dar de comer. Siempre me entra complejo de gallina ponedora cuando llegan l@s azafat@s y te preguntan qué quieres beber con el aperitivo mientras te despegas los ojos. Aterrizamos por fin y empiezo a temer el momento en que mi lamentable inglés debe servirme para convencer a un polícia de mis buenas intenciones para venir a su país durante un mes. El momento llega y pasa rápido y bien. Por si fuera poco y desafiando a todas las leyes aeroportuarias mundiales, mis maletas están esperándome en la cinta; en la aduana me desan un "nice day" y sólo hay tres personas delante de mí esperando un taxi. Resultado final: salgo antes del JFK que del aeropuerto de Jerez.

Mi adelanto provoca que el comité de bienvenida, compuesto por Bea y Michael, no lleguen a tiempo a sus puestos. No problem. Mientras acuden, me pongo a charlar con el portero de un edificio que casualmente es el mío (averigüé el número más tarde). Se llama Rafa, es ecuatoriano, trabaja de 4 a 12, tarda más de una hora y media en llegar a su casa si no hay atasco y adora vivir aquí. Me cae bien.

Acabo mi día de 30 horas con Bea y Michael tomando una copa en el Bar Italia. Michael es, además de mi vecino, un tipo encantador, guapo y sobre todo muy amable. Le llamaré para un café cualquier día de estos.

De Bea os hablaré detenidamente en otro momento porque creo haber leído que en internet a partir del quinto párrafo la atención ya está navegando por otro sitio y si empiezo a hablar de ella no paro. Sólo una cosa importante que no se puede dejar para otro día: mi total agradecimiento a Bea, gran anfitriona y amiga.

1 comentario:

  1. Hola jamía.

    Anda que... abres el blog y no me dices la dirección! Me he enterado por terceras mujeres :)

    Ya me he suscrito al RSS. Para quien no sepa qué significa, es un sistema que me avisa cuando hay un nuevo post. Así que seguiré tus peripecias en directo.

    Lo del aeropuerto flipante. Qué rapidez! El marido de Dina estuvo allí horas, porque se llamaba igual que un narco colombiano. jiji. Es lo que tiene volar en bussiness.

    Me alegro de que hagas migas con Mike. Tener a alguien de confianza cerca hará que te sientas más arropada. Además con él sólo podrás hablar inglés. Sí, soy un pesao. :)

    Bueno, no está mal para tu first day. Estira los días para disfrutar a tope de la experiencia.

    Nos vamos leyendo.
    Besos hermana.

    Pd: Cuándo empiezas la salsa? :)

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