viernes, 2 de septiembre de 2011

Jet lag

Escribo desde el despacho, y claro, ya no es lo mismo, pero esto no podía quedarse así, con un final abierto...

Despejemos las incógnitas: mi vuelo salió a su hora, de nuevo fue más cómodo de lo que decía mi billete y mi suerte volvió a contradecir a todos aquellos que reniegan de las largas esperas en los aeropuertos estadounidenses. Vale, no es lo habitual, pero eso no significa que no debamos contarlo.

La primera noche, aunque sea un topicazo, cené jamón, lo confieso, y de postre una Dormidina para combatir el desfase horario que tres días después de llegar me impide decir eso de que las vacacaciones ya se me han olvidado. Además, ahora me paso el día comparando Madrid y NY: me fijo en la ropa, el ruido del tráfico, la temperatura de los aires acondicionados, el tono de voz de la gente en los bares; miro con curiosidad a los grupos de turistas consultando sus planos para ver hacia donde deciden ir y hasta le sigo la conversación a los taxistas. Me gusta porque es como estar de visita en tu propia casa.

Y no se me ha olvidado que tengo pendiente el post de DC. Pero eso ya será el lunes.

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